Gabino entra a trabajar a Rozen como ayudante general en 1984, directamente en el área de máquinas, con los encargados de los tejidos y la manufactura de suéteres y camisas tejidas. Al pasar el tiempo, fue aprendiendo el oficio de la programación de prendas en las máquinas, con base en la observación, la práctica y la guía de sus superiores. Ahora se encuentra a cargo de este departamento casi por completo.
Al igual que hicieron con él, cuando un empleado en el área de tejido se destaca por su desempeño, su habilidad y trabajo arduo, se le induce a formar parte de su equipo especializado –se le da una oportunidad. A menudo recuerda con cariño a su mentor, el Sr. Carlos Montiel, fallecido en 2004, quien lo indujo al mundo del tejido y le proporcionó los conocimientos básicos para la programación y la reparación de las máquinas.
“Las cosas se aprenden mejor sobre la marcha” –nos comenta–, “con el apoyo de los compañeros. Cuando las máquinas fallan, nosotros tenemos que echarles mano, pero ya tenemos experiencia en eso, y resolvemos el problema. El chiste está en hacer trabajo en equipo. Uno solo no la puede hacer.” Por lo general, el tiempo requerido para reparar una máquina es de un día entero, dependiendo de qué tan complicada sea la avería o el desperfecto. “Pero no pasa de ahí, no nos podemos retrasar mucho.”
Le preguntamos por su proceso creativo: “Pues mira, normalmente el cliente nos da la foto de la prenda, me la pasan los compañeros del área de ventas”. Una vez que la checa, “lee” el diseño y emprende el proceso. Y es que eso es precisamente lo fascinante de Gabino, su habilidad más destacada: descifra las prendas como si se trataran de códigos con tan sólo ver las fotos (las medidas, el diseño, el estilo); todo está en su cabeza.
Primero saca una muestra piloto. La escala se mide en centímetros, pero también por “pasadas” y por “caídas”, es decir, las veces que el telar de la máquina pasa y regresa sobre el tejido, en ambos sentidos. Tiene que estar muy consciente de la simetría de la prenda, no puede haber errores de cálculo; las partes deben de coincidir entre sí para ensamblarse de manera correcta.