Salir de la escuela y enfrentarnos al mundo laboral no es cosa fácil, pues estamos tan adaptados y acostumbrados al modo de vida estudiantil —que más bien es el único que se conoce durante toda la infancia—, que cambiarlo de pronto puede resultar abrumador. Mientras somos estudiantes nos concentramos en las clases, las tareas, las calificaciones y los lazos amistosos que forjamos con los años, podemos vestirnos como queramos y crear una imagen que nos identifique tal y como somos.
Sin embargo, todo eso cambia cuando se entra al mundo laboral, en él todo es diferente: los horarios son más amplios, la presión por entregar a tiempo las tareas se hace presente, los tiempos de ocio se reducen considerablemente y por supuesto que nos tenemos que vestir de diferente manera, es hora de proyectar seriedad y compromiso con nuestras prendas, de portar uniformes ejecutivos.
Pero no hay nada de qué asustarnos, ya que aunque parezca que obtener y conservar un trabajo es aterrador, lo cierto es que se trata de una parte muy importante de nuestra madurez, y tener ante esto la mejor actitud y compromiso tendrá grandes recompensas al poco tiempo.
Evidentemente está la recompensa de recibir un pago por las tareas diarias que desempeñamos en nuestro puesto de trabajo, ahora se puede obtener una estabilidad económica y planear de mejor manera nuestro proyecto de vida. Para los más jóvenes, el recibir un sueldo fijo también significa adquirir una independencia económica de los padres, por fin ellos tendrán voz y la capacidad de decidir a qué van a destinar sus gastos, crear proyectos e impulsarlos.
Por otro lado, es inmensa la cantidad de cuestiones que se aprenden en un entorno laboral, partamos de que cada empleo tiene diferentes características en cuanto a su dinámica de trabajo, el puesto que desempeñas ahí y por supuesto el ambiente del personal. En el paso por los distintos empleos te irás dando cuenta de que la mayoría de las personas que te encuentras en el camino te enseñarán algo distinto, no sólo de lo concerniente al trabajo en sí, sino también en referencia a la vida y lo que significa crecer y madurar.
Cada empleador tiene distintas formas de organizar el trabajo, y tú serás capaz de adaptarte y aprenderlas todas para desempeñar tu labor de mejor manera. Un nuevo empleo significa todo un mundo de posibilidades de nuevos aprendizajes, cada uno aportará diferentes lecciones que irán impulsando tu desarrollo no sólo como trabajador, sino como persona en general. Aprovecha todo lo que esté a tu alcance para sacarle el mayor provecho a la actividad económica que ejerces.
Ahora bien, hablemos de la vestimenta, sabemos de sobra que si en tu escuela no se utilizaban uniformes, entonces tenías la opción de vestir casi cualquier cosa para asistir diariamente a las clases. Estos ámbitos son de los más libres, puesto que nos permiten expresarnos ampliamente a través de nuestras prendas de vestir, las cuales hablan mucho de nosotros, son capaces de comunicar nuestros gustos, tendencias y más rasgos visibles que dan cuenta de nuestra identidad.
Sin embargo todo eso cambia al ingresar a un nuevo empleo, tenemos que ser conscientes de que nuestra imagen personal cuenta mucho a la hora de interactuar con nuestros colegas y jefes, ya que al lado de la calidad de nuestro trabajo, ese es un factor por considerar a la hora de obtener un aumento o ascender dentro de la compañía.
¿Por qué es tan importante la forma de vestirse en el ámbito laboral? Para empezar, proyecta el compromiso y el cuidado que le ponemos a nuestra propia persona, eso indica que somos capaces de hacer lo mismo con nuestras labores. Asimismo, cuando entramos a un trabajo nuevo, nos hacemos parte del equipo e imagen de la empresa, principalmente si tu puesto consiste en tener contacto directo con socios o clientes de la compañía.
Pero entonces, ¿cómo se debe de vestir para trabajar en una oficina? Muchas empresas no tienen un reglamento específico acerca de lo que deben de usar sus empleados, sin embargo hay muchas que han implementado el uso de uniformes ejecutivos con el fin de otorgar una imagen homogénea a sus trabajadores.
De tal forma no sólo se eliminan las preocupaciones de la elección diaria de prendas, sino que se fomenta el sentido de pertenencia y unidad entre los trabajadores, se conforma una identidad empresarial que fortalecerá los lazos entre colegas, eso constituirá un impacto en el crecimiento de la eficiencia de los empleados.
Los uniformes ejecutivos están compuestos generalmente por pantalones de vestir, faldas, blusas, camisas, chalecos, sacos, corbatas, mascadas y demás prendas formales. Los colores que usualmente se utilizan son el negro, blanco, café, beige, gris y azul, dependiendo de la elección de la empresa, ya que incluso hay algunas que se identifican con el rosa, por ejemplo.
El vestirse de manera formal no significa que tenga que ser incómodo o monótono, ya que hay una gran cantidad de diseños y modelos que nos permitirán portar prendas modernas que proyecten una imagen profesional.
En Rozen estamos muy conscientes de ello, por lo que te ofrecemos una extensa variedad de uniformes ejecutivos confeccionados por manos especializadas en la industria textil, además de que utilizamos materiales de alta calidad para garantizarte las mejores prendas de vestir. Te invitamos a revisar nuestro catálogo en línea y a ponerte en contacto con nosotros para realizar cualquier cotización, recuerda que en Rozen nos importa tu éxito profesional.