¿Quién no recuerda su primer uniforme escolar? La intensidad del primer día de clase. La emoción de entrar por la puerta de la escuela. El conocer a otros niños. El darse cuenta que hay que nos une. Entender que uno pertenece a algo más grande.
Y es que los uniformes son una parte fundamental de ir a la escuela. Se imprimen en nuestra memoria—crean comunidad.
Desde hace muchas generaciones, los uniformes han sido una pieza fundamental en los procedimientos escolares. Es muy raro que hoy en día existan instituciones educativas que no implementen en sus prácticas cotidianas estas indumentarias —aunque sea nada más a la hora del ejercicio físico o en momentos solemnes, como cuando se canta el himno nacional— ya que a través de ellas se expresa el orden y la concordancia estética en el interior de las escuelas.
No es ninguna coincidencia, entonces, que los primeros en implementar uniformes en las escuelas hayan sido grupos con un fuerte sentimiento de tradición que hayan buscado perpetuar esa identidad y pasarla de generación en generación como algo precioso. Algo digno de mantenerse vivo y vibrante.
Tal es el caso de las comunidades católicas, que desde hace mucho tiempo, han utilizado uniformes para impartir sus prácticas pedagógicas. En este caso en particular, la homogeneización de clases sociales tenía una intención muy clara: mostrar que todos somos iguales. Por eso, por medio de prendas, se buscaba propiciar la humildad y aminorar las diferencias—más allá del recinto— que podrían existir entre los iniciados.
Sin embargo, los uniformes escolares, tal y como los conocemos hoy en día , nacen en la Inglaterra del siglo XVII. Su función, querámoslo o no, era más bien disciplinaria. Por medio de ellos se garantizaba el orden en las aulas. Lo interesante en este caso es que el imperio británico era muy basto. Y, cuando la práctica se desplazó para implementarse en las colonias inglesas, el diseño ya se había diversificado. De tal manera surgieron uniformes que jugaban distintos colores, formas, tamaños—todo para mostrar la singularidad de su lugar de producción.
En el caso de México, el uniforme escolar marca las etapas de vida del estudiante. Esto no es cualquier cosa: pasar por un grado escolar, entrar a una escuela, demostrar que uno es miembro de año… poder hacer esto por medio de prendas institucionales es una manera de generar un sentimiento de orgullo y de comunidad.
Es por eso que, en muchas escuelas, se ha generalizado una práctica muy particular. Al acabar un ciclo escolar o una etapa más grande, como la preparatoria, los alumnos se juntan a firmar los uniformes de sus amigos. En ellos se imprimen memorias, anécdotas y demás vivencias que trascienden la vivencia escolar. Muchos de nosotros guardamos estas prendas por años. Se han quedado en nuestros closets, recordándonos el paso del tiempo y las amistades que se han formado a lo largo de los años.
Los uniformes de primaria son variados: desde prendas deportivas y trajes de vestir para rendir honores a la bandera mexicana, hasta el atuendo formal que se utiliza cotidianamente en los salones. El diseño utilizado para la secundaria en las escuelas públicas del Distrito Federal es un poco más estandarizado: la camisa es blanca; la sudadera, verde y los pantalones/faldas usualmente son grisáceos. Para cuando llegamos a las prepas la homogeneidad se rompe para dar rienda suelta a la individualidad aunque hay escuelas, como el Conalep, CETIS y demás centros educativos de carácter privado que los siguen usando. La disciplina que los alumnos ganan por el uso de uniformes, en dichos ambientes no se puede superar.
A pesar de las diferencias entre ellos, hay algo que todos los uniformes tienen en común: un escudo. Esta imagen —que a veces puede ser muy simple—es, en la práctica, una herramienta indispensable. A través de el escudo se concentran una serie de valores y de éticas propias a la institución. El escudo es lo que nos distingue como parte de una comunidad. Los uniformes escolares, con el escudo, son la muestra de un orgullo institucional.
En Rozen elaboramos uniformes escolares tanto prácticos como estéticos. La estética y el diseño de cualquier prendases de suma importancia, pues ellos construyen una identidad mediante el juego de colores y formas.
Nuestro contacto con las escuelas es íntimo, honesto y noble: nuestro interés es en los niños. Ellos, y nada más ellos, son el usuario final.
Por eso, en Rozen hemos producimos textiles que han sido utilizados por generaciones de niños en el patio escolar. Los materiales son resistentes y de calidad. Tenemos todo tipo de elementos, desde faldas, pantalones, sudaderas, camisas, trajes deportivos, hasta camisetas, playeras, gorros, guantes, chamarras, pants, shorts, etcétera.
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Como ustedes, estamos preocupados por los niños, que son el futuro de nuestro país. Estamos seguros que comprobará esta actitud al hablar con nosotros. Y quedará convencido de la calidad de nuestros productos y servicios.
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